MBA en 5 minutos: Aprende lo más valioso sin endeudarte

^{Contenido escrito por Alan Arguello}

Antes de emprender por primera vez, me cuestioné si necesitaba estudiar un MBA. ¿Por qué? Veía perfiles muy interesantes que ostentaban con orgullo un MBA en su currículum: fundadores, directivos en grandes empresas, personas que admiraba profesionalmente. Leía constantemente sobre el tema, tratando de entender qué había detrás de esas tres letras mágicas: MBA.

Un MBA (Maestría en Administración de Empresas) generalmente es elegido por personas que, estudiaron una licenciatura técnica —en mi caso, ingeniería eléctrica— y buscan profundizar en áreas de negocio más generales para tomar decisiones, según dicen, más "estratégicas".

Hoy cuestiono la obsesión de cursos de liderazgo y estrategia, pero esa es otra historia. El punto es que en enero de 2021, con 23 años, decidí aventurarme a estudiar un MBA. Hoy, cuatro años después, te quiero compartir por qué decidí abandonarlo tres meses antes de graduarme, y cuáles fueron las pocas (pero valiosas) cosas que aún conservo de esa experiencia.

Primero lo primero: no deberías estudiar un MBA por el conocimiento en sí mismo. 

Aunque aprendí cosas interesantes, lo verdaderamente valioso es el network que construyes. Por eso mismo, estudiar un MBA online —como hice yo— me parece cuestionable. Gran parte del valor está en conocer personas y crear conexiones; al hacerlo de forma virtual, sentí que gran parte de ese valor desapareció.

Además, cuando comparas mi experiencia con quienes estudiaron en universidades como Wharton, Stanford o cualquiera de las famosas Majestic 7 (las siete universidades más prestigiosas del mundo en MBAs), la diferencia es brutal. Y no, no tiene nada que ver con el contenido de las clases, sino con quién estuvo sentado a tu lado en esas mismas aulas y con el sello que esa universidad deja en tu perfil.

Pero no todo fue pérdida de tiempo. Aquí algunos aprendizajes que aún utilizo en mi día a día como emprendedor:

1. Matriz BCG

Este framework categoriza productos o servicios en cuatro cuadrantes según dos variables: tasa de crecimiento del mercado y participación relativa en el mercado. Los cuadrantes son:

• Producto Estrella: Alta participación y alto crecimiento. Estos requieren mucha inversión para mantener su crecimiento, pero tienen potencial para convertirse en productos vaca.

• Producto Vaca Lechera: Alta participación pero bajo crecimiento. Estos productos generan mucho flujo de caja y suelen financiar otras áreas del negocio.

• Producto Interrogante: Baja participación y alto crecimiento. Son riesgosos porque podrían convertirse en estrellas con inversión, pero también podrían fracasar.

• Producto Perro: Baja participación y bajo crecimiento. Generalmente, estos productos no son rentables y podrían ser candidatos a eliminarse.

Aunque parece básico, es increíblemente útil para empresas que manejan múltiples líneas de negocio, especialmente para entender dónde invertir esfuerzos y recursos.

2. La cultura importa en la expansión internacional

Algo que quedó muy marcado en mi mente fue analizar casos de empresas estadounidenses entrando a China. Muchas fracasaron no solo por las restricciones gubernamentales, sino principalmente por no entender la cultura local. Recuerdo especialmente el caso de Microsoft: aunque lograron entrar, no entendieron cómo funcionaba realmente la dinámica cultural en China, lo que dificultó muchísimo su integración y éxito.

En Latinoamérica, aunque parecemos similares, este aprendizaje se mantiene. No porque algo funcione en México significa que funcionará exactamente igual en Colombia o Argentina. Vale la pena tener equipos locales o líderes locales que entiendan profundamente el contexto.

3. Cinco Fuerzas de Porter

Sí, lo sé, es el framework más cliché del mundo, pero por algo lo enseñan. Este modelo ayuda a evaluar rápidamente cuán atractivo es un negocio mediante cinco aspectos: amenaza de nuevos competidores, poder de negociación de proveedores y clientes, amenazas de productos sustitutos y rivalidad entre competidores actuales. Aunque suena aburrido, créeme, puede ahorrarte muchas decisiones impulsivas (y posiblemente catastróficas).

4. Educación financiera práctica

Esto no es algo exclusivo del MBA, pero curiosamente lo aprendí ahí. Más allá de entender flujos de caja —lo que espero sea básico para cualquier persona de negocios—, profundicé en temas relacionados con inversión en bolsa, opciones, warrants y otros instrumentos financieros que nadie suele explicarte claramente en la vida cotidiana.

También a tener un panorama general de cómo funcionan los ciclos económicos, el costo del dinero en el tiempo, evaluar costo de oportunidad y comparar oportunidades financieras.

¿Por qué decidí no completarlo?

Nada me preparó mejor para emprender que emprender. Los conceptos mencionados son útiles como cultura general, pero en aquel momento recibí una primera inversión de VC para mi negocio. Para graduarme debía elaborar un plan de negocios detallado, así que decidí hacerlo sobre el mismo proyecto en el que ya estaba trabajando.

Sin embargo, me parecieron absurdos los comentarios que recibía sobre la necesidad de detallar aún más ese plan de negocios. Al final, todo ese esfuerzo quedó únicamente en un documento que nunca sirvió para nada en la práctica.

Este tweet lo resume muy bien:

Si pudiera regresar en el tiempo, probablemente esperaría algunos años más antes de estudiar un MBA. Hoy siento que podría aprovechar mejor esos aprendizajes, aplicándolos con más experiencia y perspectiva. Y claro, si decidiera volver a intentarlo, me endeudaría (sin pensarlo dos veces) para entrar en una universidad de las "grandes ligas". La diferencia está justamente ahí: en la calidad del network, no tanto en las diapositivas de PowerPoint.

Pero bueno, esa es solo mi historia. ¿Realmente vale la pena hacer un MBA para tu caso? Dependerá mucho más de qué busques.

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